miércoles, 28 de agosto de 2013

EL LAVADO EN EL DIBUJO TÉCNICO.




EL LAVADO.
El lavado ha sido desde los orígenes del dibujo técnico una forma de conseguir simular el relieve diferenciando planos de luz sobra u oscuridad con técnicas semejantes a las de la pintura.
Puede ser uniforme o degradado, el uniforme supone un plano con una luz constante, el degradado puede ser constante o modular llegando a parecerse a una grisalla, técnica de pintura en blanco y negro.
Sobre un plano delineado aplicamos un gris transparente que respeta siempre la línea pero que oscurece los diferentes planos simulando sombras propias, proyectadas por otros elementos próximos o profundidad de planos alejados.
En las fotos, procedentes de la exposición “imágenes y lugares” de la Universidad de Salamanca podemos ver dos buenos ejemplos del siglo XVII.


En la primera se consigue el efecto de diferentes planos de luz mediante texturas de rayados o punteados. La crestería con sus balaustres figuras y pináculos está dibujada a mano y en las esquinas del edificio mediante rayados próximos se consigue un efecto de oscuridad y relieve.


La segunda está realizada con la técnica del lavado.  El tejado se consigue definir con un plano degradado desde la parte más alta oscura al alero que se va aclarando, introduciendo líneas más gruesas bajo los diferentes escalones de la cornisa, lo mismo en la imposta inferior.
La ventana se oscurece en el plano del fondo que representa el interior y las líneas de jambas y arcos se aclaran a la derecha y oscurecen a la izquierda indicándonos una luz que procedería de la izquierda y arriba.
Con mayor claridad en los interiores podemos ver  como los muros están oscuros y la luz que entra por el edificio seccionado llega en algunos casos a marcar los límites de la sombra como es el caso del arco del cuerpo inferior derecho.
Las arquerías del claustro destacan por su claridad sobre el fondo oscuro y podemos identificar el peto, tanto de la planta alta como de la baja, que están situados en un primer plano porque reciben luz a diferencia de los muros y huecos situados al fondo en los que descubrimos las puertas.
La capacidad descriptiva de esta técnica era ya muy útil en este siglo. Sobre una proyección plana podemos intuir un relieve al simular el efecto que produciría la luz sobre los diferentes planos y volúmenes.
                                              
Dibujo técnico de mesa realizado en la Escuela de Artes y Oficios e el año 1941 en el que se emplea el lavado para definir con gran claridad planos y molduras.
Con la introducción del dibujo de CAD se suprimió casi en su totalidad esta técnica tan descriptiva recurriendo a aumentar el número de proyecciones necesarias siendo todas de trazado minimalista eliminado estos procedimientos de origen artístico.
En la actualidad con la introducción de programas informáticos que permiten generar tres dimensiones con facilidad, estos mismos programas calculan y dibujan las luces y sombras como se hacía en la antigüedad mejorando el aspecto gráfico considerablemente.
Los lavados se hacían con la propia tinta diluida, tinta china en barra o acuarelas. En los años 70 se empleaba un efecto de sombras diluyendo el carbón con gasolina y en los años ochenta se incorporó el uso de tramas, se trataba de vinilo adhesivo de distintas intensidades que se adhería al papel vegetal para conseguir estos efectos. La laboriosidad requerida y su costo lo llevo con la introducción de los ordenadores a su total desaparición del mercado.
                                                         Alonso Cano. Proyecto de retablo.

 En la actualidad se emplea en dibujos de presentación próximo al diseño gráfico pero sus posibilidades gráficas y de apoyo a la geometría descriptiva siguen estando vigentes.